Siempre es preciso sabér cuando se acaba una etapa de la vida. Cerrando circulos, cerrando capitulos, historias. Lo importante es podér cerrarlo, y dejár ír momentos de la vida que se van clausurando. No podémos estár en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntandonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltárlo, es necesario desprendérse. Los hechos pasan, y hay qué dejarlos ír. La vida está para adelante, nunca para atrás. No sos el mismo que fuíste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, cierra el circulo, pasa de capítulo, cambia de historia. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresarás será igual, porqué nada se queda quieto, nada es estático. Nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar. Nada es vital para vivír, ya qué cuando llegaste a este mundo, esos adhesivos no existían en tu vida. Es costumbre aferrarse a las personas, a los lugares, a las vivencias, es difícil aprendér a vivír sin ellas. Y hoy te duele dejarlo ír. Aprendér a desprenderse, se puede: nada ni nadie no es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad.
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